tag:blogger.com,1999:blog-6905060835524148542024-03-13T03:50:16.680-07:00JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI Y LA GENERACIÓN INFORTUNADALIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - LIMA BASQUE CENTERhttp://www.blogger.com/profile/05705539632963855378noreply@blogger.comBlogger30125tag:blogger.com,1999:blog-690506083552414854.post-38060494283534560072013-02-09T16:43:00.002-08:002013-12-04T06:30:45.410-08:00<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://1.bp.blogspot.com/-jEw3FDUKtec/URbtJ6JjpUI/AAAAAAAAdok/b322Ha75YxY/s1600/4426886659_aa24435dea_o+copia.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="640" src="http://1.bp.blogspot.com/-jEw3FDUKtec/URbtJ6JjpUI/AAAAAAAAdok/b322Ha75YxY/s640/4426886659_aa24435dea_o+copia.jpg" width="491" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<b><span style="font-size: 10.0pt; text-transform: uppercase;">José Carlos Mariátegui La Chira<o:p></o:p></span></b></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="font-size: 10.0pt;">Moquegua, 14/06/1894 Lima, 16/04/1930<o:p></o:p></span></div>
</td></tr>
</tbody></table>
<br />LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - LIMA BASQUE CENTERhttp://www.blogger.com/profile/05705539632963855378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-690506083552414854.post-44696654194733542112012-10-07T23:06:00.000-07:002012-11-04T07:56:59.075-08:00Mariátegui y la generación infortunada<div style="text-align: justify;">
<br />
<div class="MsoNormal">
<b><span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%;">Mariátegui y la
generación infortunada<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%;">Hace años, tracé el plan para algo así como una
interpretación histórica de la literatura del Perú. El primer ensayo –en el que
puse bajo el radiador a Ricardo Palma, Manuel González Prada y Abelardo
Gámarra– lo publicó ‘Diario de la Marina’, el gran rotativo de Cuba. Después,
tomé apuntes para escribir acerca de la que, por antonomasia, es, en la vida
literaria del Perú, la ‘generación infortunada’. La generación a la cual
pertenezco. La generación que se abre, cronológicamente, con hombres de la edad
de Leónidas Yerovi y se cierra con hombres de la edad de José Carlos
Mariátegui. En ese momento, basta escribir o pronunciar estos dos nombres, para
comprender el inmenso infortunio, el signo adverso que pesa sobre aquella
generación casi concluida; la más brillante que ha producido el Perú, la más
literaria, la de más completa sensibilidad. Y la única que no ha logrado, ni a
medias, decir su secreto de cultura, de emoción y de inquietud.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%;">Si junto a los nombres de Leónidas Yerovi y José Carlos
Mariátegui, escribimos el de Abraham Valdelomar, la evocación dolorosa se
completa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%;">Ni Yerovi, ni Valdelomar, ni Mariátegui conocieron, en la
vida, el gozo y el dolor fecundos de los cuarenta años, el desgarramiento
luminoso de ese pórtico de la madurez. Amados de los dioses y desconocidos de
los hombres, murieron jóvenes y, para que muriesen, el destino le confirió a la
Tragedia plenos poderes y sombra funesta a la Fatalidad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%;">En el entierro de Mariátegui va a hablar Ezequiel Balarezo
Pinillos, Gastón Roger, que es uno de los pocos sobrevivientes de esa
generación, la generación infortunada, la que expresa, mejor que cualquier
otra de las formas de la vida nacional, el hondo y grave fracaso de nuestro
espíritu en la marcha hacia la cultura y en sacrificio por una norma de puro y
eficaz idealismo. Estoy seguro de que Balarezo sabrá evocar, ante la tumba
precoz de Mariátegui, el dolor de todos nosotros, el dolor de él mismo, el
vasto dolor de cuantos sabemos todo lo que pudimos realizar y todo lo que una
sociedad inerte e injusta no nos permitió cumplir.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%;">Mariátegui, como sus hermanos de trabajo, de ideal y de
infortunio, como Valdelomar, como Yerovi, pensó, sintió y produjo hasta el
momento mismo en que le fueron franqueadas las puertas inviolables por las
cuales sólo se pasa una vez. Nacieron, vivieron y murieron escritores. Ni un
minuto de desfallecimiento mancha sus vidas breves y copiosas. Anegados por la
desesperanza, se prenden al clavo ardiente del entusiasmo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%;">No cederé, en estas líneas, que tienen más de dolor necrológico
que de ahínco crítico, a la tentación de hacer paralelos. Voy a hablar sólo de
José Carlos Mariátegui. Y voy a hablar de él, sin acordarme de que fuimos
estrechamente amigos en los años ilusionados y ardientes de nuestra primera
juventud.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%;">Entre nosotros –vale decir, entre los escritores peruanos–
Mariátegui ha sido, a pesar de su juventud, el más serio, el más disciplinado,
el más limpio. Los unos, estudiaron a medias; los otros, no estudiaron. La
meditación, nunca ha sido nuestra favorita. Sólo Mariátegui conoció los
dolorosos favores de esa musa pálida y angustiada que es la meditación. Sólo él
se entregó, sin reservas y sin ambages, a las solicitaciones devastadoras de la
lectura, esa otra muchacha cuyos besos tienen la fuerza categórica e inapelable
de los grandes tóxicos. Mariátegui leyó y meditó mucho. Frente a la vida y
frente a los libros fue todo antenas y todo jugos. Recibió y asimiló hasta los
residuos y hasta los matices. Y siempre supo convertir en materia revelable lo
que aprendió. Receptor y trasmisor a la vez, poseyó, para recibir, hondura,
buena fe, exactitud y pureza y, para trasmitir, claridad, densidad y soltura.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%;">Mariátegui es, hasta hoy, el mejor de nuestros escritores
políticos. Su estilo, si bien no presenta la grandeza y el fulgor de la prosa
de González Prada, brilla con la suavidad de los mármoles finos y es neto y
diáfano como las iluminaciones de ciertas galerías fotográficas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%;">Como escritor político –que eso fue aún cuando ejercía de
crítico literario– Mariátegui tiene el mejor y más alto de los títulos: el amor
a la patria. El amor a la patria, grave pecado que en el Perú lleva duros
castigos. A Mariátegui, como escritor, le interesaba, por encima de todo, su
patria. A interpretarla, a componerla, a guiarla, dedicó los más puros e
intensos esfuerzos de sus años más lúcidos. Y al igual que Vigil y que González
Prada, al igual que Sebastián Barranca y que Abelardo Gamarra, pagó bien caro
el extraño delito de haber amado tanto a su país. La pobreza, la enfermedad y
el olvido han sido su premio. Un premio muy nuestro. Loemos a los dioses que
tan a la peruana premian a los peruanos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%;">Mariátegui, en cuanto a escritor político, nos ha dado el
ejemplo de un alto idealismo constructivo y, en cuanto a escritor, nos deja una
prosa azorinesca, rara y, por rara, selecta, en un medio tropical y
supermetafórico; en un medio donde la imagen oropelada suplió siempre la idea
hermosa en su clara desnudez. En un medio donde la decoración gótica reemplazó
al resplandor impoluto de las líneas clásicas. Para decirlo en pocas palabras:
en un medio romántico. Mariátegui quedará como el más sereno y transparente de
nuestros pensadores. Y como el más idealista, el más estudioso, el más
disciplinado y el más ferviente de nuestros politicógrafos. No compartí nunca
sus ideas poco menos que comunistas. Yo soy, apenas, un socialdemócrata. Casi
un filisteo para la Tercera Internacional. Pero comprendo que dentro de las
fórmulas de su extremo socialismo, Mariátegui quiso anhelosamente salvar a su
patria, crearle una realidad feliz, interpretar su historia eficazmente y
descubrir caminos que la llevasen a un porvenir mejor. La pobreza, la envidia,
la incomprensión y la indiferencia le quitaron grandeza a su obra. Necesitó
mucho tiempo para sufrir y para perdonar. Tiempo que pudo haber entregado a sus
especulaciones favoritas. La muerte lo rondó desde temprano. Ya en la mañana de
su vida, conoció, en las horas del crepúsculo vespertino, esa melancolía que
domina, en tal instante, a los hombres que nacieron con el destino de morir
jóvenes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%;">Débil y aniñado, poseyó la vitalidad enérgica que da la
inteligencia en función constante. Más que la dolencia física, lo han muerto
las emociones. Como todos los que comparten con él los dolores de la generación
infortunada, Mariátegui nunca conoció un momento de alegre reposo; nunca supo
de la despreocupación de la vida para entregarse de lleno al arte. El aplauso
lo visitó poco y siempre con heraldos de despecho y séquito de amarguras.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%;">Ahora que se va a pasear, sobre los asfodelos inmarcesibles,
su juventud y su dolor, compañeros de la juventud y el dolor de los que le
precedieron, se levantan como trofeo y su nombre queda, incrustado en su
patria, a manera de un camafeo heroico. Símbolo de una época ante la cual
llorará la posteridad sin comprender nunca cómo hubo día y hora en que la
impiedad y la injusticia pudieron ser tan grandes y tan frías. En el porvenir,
los artistas jóvenes organizarán peregrinaciones a las tumbas de Yerovi, de Valdelomar
y de Mariátegui. Ellos lucen la sangre del martirio y la gracia de la
anunciación. Ostentan la grandeza del holocausto y con sus vidas tan duras y
sus muertes tan ungidas de tragedia les enseñarán a los hombres de mañana que
sólo devienen poderosos y admirables los pueblos donde la inteligencia y la
sensibilidad son el orgullo de las minorías y el milagro encantador de las
multitudes. Acaso los tres protomártires merezcan una tumba común. Una tumba
simple y blanca, de puro mármol jónico y encima de la cual se alce una de las
grandes estatuas de la Antigüedad. Quizá la Victoria de Samotracia, con sus
inmensas a las inútiles.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%;">(*) Tomado de “Andanzas de Federico More” libro compilado por
Francisco Igartua. (Este articulo se publico en el semanario Cascabel con
ocasión de la muerte de José Carlos Mariategui).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 14.0pt; line-height: 115%;">Publicado por Fondo Editorial Periodistica Oiga en 2<o:p></o:p></span></div>
</div>
LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - LIMA BASQUE CENTERhttp://www.blogger.com/profile/05705539632963855378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-690506083552414854.post-78315509391042415902009-06-02T20:20:00.000-07:002012-11-01T13:27:07.412-07:00Mariátegui – Oiga, 13/06/1994<div align="justify">
<span style="font-size: 130%;">José Carlos Mariátegui La Chira (1894-1930) creyó en vida, haber nacido en Lima, en 1895, tal como lo expuso en una nota autobiográfica. El hallazgo de la partida de nacimiento, fechada el 14 de junio de 1894, en Moquegua, es mérito que corresponde al estudioso Guillermo Rouillón. Es así que este martes 14 recordaremos, todos los peruanos, el primer centenario del nacimiento de José Carlos Mariátegui. Aún cuando los nuevos tiempos han disminuido el furor con que en años anteriores se recordaba la vida y obra de Mariátegui. OIGA ha querido entregar a sus lectores un homenaje especial, digno de colección, que refleje las múltiples facetas del pensador y ensayista peruano de mayor renombre internacional, así como algunos rasgos relevantes de su obra y los dilemas e interrogantes que ella nos ha dejado, que no son pocos.<br /><br />Edición: Pedro Planas<br />Revista Oiga, 13/06/1994</span></div>
LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - LIMA BASQUE CENTERhttp://www.blogger.com/profile/05705539632963855378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-690506083552414854.post-77647762702819589952009-06-02T20:15:00.000-07:002012-12-04T13:50:05.992-08:00Mariátegui y la generación infortunada – por Federico More – Oiga 13/06/1994<div align="justify">
<span style="font-size: 130%;">Hace años, tracé el plan para algo así como una interpretación histórica de la literatura del Perú. El primer ensayo –en el que puse bajo el radiador a Ricardo Palma, Manuel González Prada y Abelardo Gámarra– lo publicó ‘Diario de la Marina’, el gran rotativo de Cuba. Después, tomé apuntes para escribir acerca de la que, por antonomasia, es, en la vida literaria del Perú, la ‘generación infortunada’. La generación a la cual pertenezco. La generación que se abre, cronológicamente, con hombres de la edad de Leonidas Yerovi y se cierra con hombres de la edad de José Carlos Mariátegui. En ese momento, basta escribir o pronunciar estos dos nombres, para comprender el inmenso infortunio, el signo adverso que pesa sobre aquella generación casi concluida; la más brillante que ha producido el Perú, la más literaria, la de más completa sensibilidad. Y la única que no ha logrado, ni a medias, decir su secreto de cultura, de emoción y de inquietud.<br /><br />Si junto a los nombres de Leonidas Yerovi y José Carlos Mariátegui, escribimos el de Abraham Valdelomar, la evocación dolorosa se completa.<br /><br />Ni Yerovi, ni Valdelomar, ni Mariátegui conocieron, en la vida, el gozo y el dolor fecundos de los cuarenta años, el desgarramiento luminoso de ese pórtico de la madurez. Amados de los dioses y desconocidos de los hombres, murieron jóvenes y, para que muriesen, el destino le confirió a la Tragedia plenos poderes y sombra funesta a la Fatalidad.<br /><br />En el entierro de Mariátegui va a hablar Ezequiel Balarezo Pinillos, Gastón Roger, que es uno de los pocos sobrevivientes de esa generación, la generación infortunada, la que expresa, mejor que cualquier otra de las formas de la vida nacional, el hondo y grave fracaso de nuestro espíritu en la marcha hacia la cultura y en sacrificio por una norma de puro y eficaz idealismo. Estoy seguro de que Balarezo sabrá evocar, ante la tumba precoz de Mariátegui, el dolor de todos nosotros, el dolor de él mismo, el vasto dolor de cuantos sabemos todo lo que pudimos realizar y todo lo que una sociedad inerte e injusta no nos permitió cumplir.<br /><br />Mariátegui, como sus hermanos de trabajo, de ideal y de infortunio, como Valdelomar, como Yerovi, pensó, sintió y produjo hasta el momento mismo en que le fueron franqueadas las puertas inviolables por las cuales sólo se pasa una vez. Nacieron, vivieron y murieron escritores. Ni un minuto de desfallecimiento mancha sus vidas breves y copiosas. Anegados por la desesperanza, se prenden al clavo ardiente del entusiasmo.<br /><br />No cederé, en estas líneas, que tienen más de dolor necrológico que deahínco crítico, a la tentación de hacer paralelos. Voy a hablar sólo de José Carlos Mariátegui. Y voy a hablar de él, sin acordarme de que fuimos estrechamente amigos en los años ilusionados y ardientes de nuestra primera juventud.<br /><br />Entre nosotros –vale decir, entre los escritores peruanos– Mariátegui ha sido, a pesar de su juventud, el más serio, el más disciplinado, el más limpio. Los unos, estudiaron a medias; los otros, no estudiaron. La meditación, nunca ha sido nuestra favorita. Sólo Mariátegui conoció los dolorosos favores de esa musa pálida y angustiada que es la meditación. Sólo él se entregó, sin reservas y sin ambages, a las solicitaciones devastadoras de la lectura, esa otra muchacha cuyos besos tienen la fuerza categórica e inapelable de los grandes tóxicos. Mariátegui leyó y meditó mucho. Frente a la vida y frente a los libros fue todo antenas y todo jugos. Recibió y asimiló hasta los residuos y hasta los matices. Y siempre supo convertir en materia revelable lo que aprendió. Receptor y trasmisor a la vez, poseyó, para recibir, hondura, buena fe, exactitud y pureza y, para trasmitir, claridad, densidad y soltura.<br /><br />Mariátegui es, hasta hoy, el mejor de nuestros escritores políticos. Su estilo, si bien no presenta la grandeza y el fulgor de la prosa de González Prada, brilla con la suavidad de los mármoles finos y es neto y diáfano como las iluminaciones de ciertas galerías fotográficas.<br /><br />Como escritor político –que eso fue aún cuando ejercía de crítico literario– Mariátegui tiene el mejor y más alto de los títulos: el amor a la patria. El amor a la patria, grave pecado que en el Perú lleva duros castigos. A Mariátegui, como escritor, le interesaba, por encima de todo, su patria. A interpretarla, a componerla, a guiarla, dedicó los más puros e intensos esfuerzos de sus años más lúcidos. Y al igual que Vigil y que González Prada, al igual que Sebastián Barranca y que Abelardo Gamarra, pagó bien caro el extraño delito de haber amado tanto a su país. La pobreza, la enfermedad y el olvido han sido su premio. Un premio muy nuestro. Loemos a los dioses que tan a la peruana premian a los peruanos.<br /><br />Mariátegui, en cuanto a escritor político, nos ha dado el ejemplo de un alto idealismo constructivo y, en cuanto a escritor, nos deja una prosa azorinesca, rara y, por rara, selecta, en un medio tropical y supermetafórico; en un medio donde la imagen oropelada suplió siempre la idea hermosa en su clara desnudez. En un medio donde la decoración gótica reemplazó al resplandor impoluto de las líneas clásicas. Para decirlo en pocas palabras: en un medio romántico. Mariátegui quedará como el más sereno y transparente de nuestros pensadores. Y como el más idealista, el más estudioso, el más disciplinado y el más ferviente de nuestros politicógrafos. No compartí nunca sus ideas poco menos que comunistas. Yo soy, apenas, un socialdemócrata. Casi un filisteo para la Tercera Internacional. Pero comprendo que dentro de las fórmulas de su extremo socialismo, Mariátegui quiso anhelosamente salvar a su patria, crearle una realidad feliz, interpretar su historia eficazmente y descubrir caminos que la llevasen a un porvenir mejor. La pobreza, la envidia, la incomprensión y la indiferencia le quitaron grandeza a su obra. Necesitó mucho tiempo para sufrir y para perdonar. Tiempo que pudo haber entregado a sus especulaciones favoritas. La muerte lo rondó desde temprano. Ya en la mañana de su vida, conoció, en las horas del crepúsculo vespertino, esa melancolía que domina, en tal instante, a los hombres que nacieron con el destino de morir jóvenes.<br /><br />Débil y aniñado, poseyó la vitalidad enérgica que da la inteligencia en función constante. Más que la dolencia física, lo han muerto las emociones. Como todos los que comparten con él los dolores de la generación infortunada, Mariátegui nunca conoció un momento de alegre reposo; nunca supo de la despreocupación de la vida para entregarse de lleno al arte. El aplauso lo visitó poco y siempre con heraldos de despecho y séquito de amarguras.<br /><br />Ahora que se va a pasear, sobre los asfodelos inmarcesibles, su juventud y su dolor, compañeros de la juventud y el dolor de los que le precedieron, se levantan como trofeo y su nombre queda, incrustado en su patria, a manera de un camafeo heroico. Símbolo de una época ante la cual llorará la posteridad sin comprender nunca cómo hubo día y hora en que la impiedad y la injusticia pudieron ser tan grandes y tan frías. En el porvenir, los artistas jóvenes organizarán peregrinaciones a las tumbas de Yerovi, de Valdelomar y de Mariátegui. Ellos lucen la sangre del martirio y la gracia de la anunciación. Ostentan la grandeza del holocausto y con sus vidas tan duras y sus muertes tan ungidas de tragedia les enseñarán a los hombres de mañana que sólo devienen poderosos y admirables los pueblos donde la inteligencia y la sensibilidad son el orgullo de las minorías y el milagro encantador de las multitudes. Acaso los tres protomártires merezcan una tumba común. Una tumba simple y blanca, de puro mármol jónico y encima de la cual se alce una de las grandes estatuas de la Antigüedad. Quizá la Victoria de Samotracia, con sus inmensas a las inútiles.<br /></span></div>
<div align="justify">
<span style="font-size: 130%;">(*) Tomado de “Andanzas de Federico More”. (Este articulo se publico con ocasión de la muerte de José Carlos Mariategui).</span></div>
LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - LIMA BASQUE CENTERhttp://www.blogger.com/profile/05705539632963855378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-690506083552414854.post-69356145137604399482009-06-02T20:10:00.000-07:002011-05-07T12:10:57.133-07:00La edad de piedra – José Carlos Mariátegui redescubierto – por Ricardo Portocarrero – Oiga 13/06/1994<div align="justify"><span style="font-size:130%;">Cuando en la tarde del 7 de noviembre empezaron a llegar los primeros cables acerca de la toma del poder de los bolcheviques en Rusia, Lima ya se encontraba conmocionada desde días atrás por otro acontecimiento: el escándalo del Cementerio. Dicho escándalo no sólo había conmocionado a la ciudad civil, sino también al Parlamento donde sus ecos se mezclaron con los debates parlamentarios. Entre los implicados se encontraba la bailarina Norka Rouskaya, y un grupo de periodistas y literatos. Uno de ellos, Juan Croniqueur, era reconocido como uno de los principales impulsores de esta 'profanación'. Este respondió a esta acusación señalando que se trataba de "un acto artístico", y más aún, de "un acto uncioso y santo".<br /><br />Juan Croniqueur, seudónimo de José Carlos Mariátegui, era un periodista de reconocida trayectoria, dedicado en esos años al periodismo político y parlamentario desde el diario El Tiempo. Su trayectoria periodística que duró hasta 1919, estaba marcada por la polémica y el escándalo: polémica con Teófilo Castillo, escándalo del Cementerio, escándalo de los militares. Con las noticias de la Rusia revolucionaria, se declaró socialista y 'bolchevike; apoyó a obreros y estudiantes en las protestas sociales de 1919. Sobre las críticas que recibió escribió una carta a Ruth: "Ves que si no valiese algo, si fuese un mediocre como los demás, no sería posible que suscitase sórdidas hostilidades. (...) En el Perú hay que ser absolutamente mediocre para no ser detestado. El talento causa miedo y, por ende, reacción" (Roma, 6 de marzo de 1920).<br /><br />¿Pretencioso el joven Mariátegui Tal vez. Pero este joven periodista que un día viajó a Europa y regresó 'marxista convicto y confeso', se había abierto camino en una ciudad tradicional y cucufata. Recordemos que Mariátegui era autodidacta, y que estaba orgulloso de ello. "Me he elevado del periodismo a la doctrina", escribió en lo más agrio de la polémica con Haya. Trabajando desde niño en el diario La Prensa, conoció y frecuentó a los más connotados jóvenes literatos de entonces: Yerovi, More, Bustamante y Ballivián, Valdelomar El Conde de Lemos. (¡Que diferencia con el periodismo de hoy!). Empezó de ayudante de obrero, de mensajero, de escritos, de pequeñas notas policiales y de lotería. El inicio formal de su carrera, como parte de la plana de redactores, fue en enero de 1914, donde el seudónimo Juan Croniqueur comenzó a circular en periódicos y revistas de Lima y sus provincias. Escribió sobre arte y literatura, el turf y el teatro, la vida cotidiana en Lima y la gran guerra que conmocionaba Europa. También tuvo la osadía, bajo la influencia del modernismo literario y Abraham Valdelomar, de escribir poesías y obras de teatro. Aunque no logró mucho éxito literario, se ganó varios de los corazones de jovencitas de la época.<br /><br />Todos estos hechos comienzan ya a ser conocidos. La autodenonimada 'Edad de Piedra' ha empezado a dejar de ser un tema tabú. Hasta mediados de los años 80, pocos se atrevían a buscar en los archivos hemerográficos los textos de Juan Croniqueur. Pocos pensaban que tuviesen algún valor o aporte al conocimiento de José Carlos Mariátegui, marxista. No sólo se equivocaron en ello, sino que ahora se reconoce como indispensable para el conocimiento del hombre.<br /><br />Estamos frente a una nueva 'moda'. Los estudios sobre la vida y obra de Mariátegui habían decaído en los últimos años con la crisis del socialismo real y la caída del muro de Berlín. Sin embargo, con la publicación en 8 volúmenes de los Escritos Juveniles entre 1987 y 1994 —a cargo del desaparecido Tauro del Pino—, se abre una nueva cantera de investigación. La conmemoración del centenario de su nacimiento —un 14 de junio de 1894 en la ciudad de Moquegua— ha dado el ambiente propicio y un nuevo impulso al interés por 'los años olvidados'. En los próximos meses y años, artículos y libros serán dedicados al tema. ¿Qué nueva imagen de Mariátegui tendremos? ¿La política dejará de ser el tema central de debate acerca de su obra? ¿La literatura y la religiosidad ocuparán su lugar? Es imposible responder hoy a estas preguntas.<br /><br />Mariátegui empieza, pues, a ser redescubierto. Como en todos estos casos, se empieza con una primera etapa exploratoria anterior al perfilamiento de temas concretos. Algunos temas ya han sido trabajados por 'precursores' como Guillermo Rouillón, Edmundo Cornejo, Tauro del Pino, Carnero Checa, Juan Gargurevich; Elizabeth Garrels, entre otros. Aunque pocos de ellos han puesto interés en los escritos literarios y místicos. Se ha preferido los escritos sobre la política criolla de 1916-1919, más directamente vinculados a los escritos de 1923-1930. Es evidente que cada estudioso, cada investigador, tiene sus preferencias. Esperemos que el acrecentamiento del número de interesados lleve a una riqueza temática que enrumbe a una interpretación integral de su vida y obra. Porque caer en el otro extremo, el dejar de lado la llamada 'etapa madura', sería tan grave como el de haber dejado de lado sus 'escritos juveniles'.<br /><br />Los estudios dedicados a la 'etapa madura' están plagados muchas veces de lugares comunes y clichés. El Perú y el mundo en que se enmarca, ha cambiado sustancialmente desde los años que le tocó vivir. Los grandes problemas nacionales han cambiado de forma, pero en esencia siguen siendo los mismos. Repensar los problemas actuales del Perú y del mundo de hoy a la luz de la obra de José Carlos Mariátegui debe ser, también, otra manera de redescubrirlo.</span> </div>LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - LIMA BASQUE CENTERhttp://www.blogger.com/profile/05705539632963855378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-690506083552414854.post-47475107926149995202009-06-02T20:05:00.000-07:002011-05-07T12:11:32.366-07:00Revelación – Sobre el porqué JCM no se hizo atender en Italia de su vieja enfermedad – Oiga 13/06/1994<div align="justify"><span style="font-size:130%;">Llegado a París en pleno invierno, muy crudo ese año, JCM limitó su estadía en la Ciudad Luz por esta causa y se dirigió a Italia, donde el clima es más benigno, sobre todo en la parte septentrional. Sus problemas con la pierna no lo molestaban mayormente en la península y no buscó atención médica, desoyendo las súplicas de su madre, contenidas en sus cartas, de aprovechar el viaje para 'curar su mal'. Tenía unas discretas fístulas cubiertas por parches por donde había algo de secreción, no continua. Casado ya y conocida por Anna la enfermedad ósea que lo hiciera sufrir tanto en su infancia, instado por ella a buscar atención especializada, expresó su rechazo por el recuerdo penoso de los escenarios médicos, la sala de operación, la mascarilla de cloroformo. "No quiero saber ya nada más sobre todo eso que atormentó mi infancia" agregaba, cuando el pedido cobraba insistencia.<br /><br />JCM sabía de la existencia en Italia del quizá más avanzado centro ortopédico y traumatológico del mundo, famoso centro de cirugía del aparato locomotor, el Instituto Rizzoli de Bologna, –que era también la clínica ortopédica y traumatológica de la más antigua Universidad de Italia– dirigido desde 1912 por el profesor Vittorio Putti, quien sucedió al reputado maestro Alejandro Codivilla. Hay que recordar que el mal que aquejaba a JC fue diagnosticado en Lima de tuberculosis osteoarticular, enfermedad que era objeto de particular estudio en una dependencia del Instituto Rizzoli en Cortina D'Ampezzo, en un valle de los Alpes dolomíticos, más conocido como centro mundial de práctica de deportes de invierno. La guerra del 14 – ¡Oh cruel paradoja!– había proporcionado al Instituto todas las posibles variantes de males traumatológicos óseos y articulares, de modo que la experiencia se enriquecía con un material humano inmenso. Además de la patología traumática, toda la patología ligada al aparato locomotor había sido estudiada y se ofrecía los mejores tratamientos, inclusive la preparación de las prótesis del caso.<br /><br />En su peregrinar por Italia, Anna consiguió que viajaran a Cortina D'Ampezzo, de paseo, como lugar turístico de paisaje hermoso. Pero no logró convencer a JC sobre la consulta en el Instituto Rizzoli.<br /><br />Por otro lado, en el sur de Italia, en Roma, JC gozaba de excelente salud: nunca se quejó de dolores ni presentó cuadros febriles expresivos de actividad inflamatoria. Cabía entonces la posibilidad que la enfermedad infantil estuviera curada... o por lo menos detenida. JC hacía una vida completamente normal, incluyendo largas caminatas por las ciudades y el campo y su ánimo era magnífico, exultante. ¿Cómo forzar más, en esas condiciones –recuerda Anna–, la consulta con el profesor Putti?<br /><br />Terminada la misión en Italia, Anna y JC, con el entonces pequeño Sandro, recorren Europa, deteniéndose particularmente en Alemania varios meses, en los que JC está empeñado en aprender el alemán: concurre al Instituto Berlitz en las mañanas y contrata un profesor en las tardes, evadiendo el encuentro con hispanoparlantes para acostumbrar el oído a la fonética germana. Sabía que esa lengua era entonces importante instrumento para su formación filosófica y social.<br /><br />La familia así constituida regresa a Lima y la humedad empieza a dejarse notar con malestar y dolor en la pierna. Pero no limita el movimiento. Desde la casa del jirón Huari, de Barrios Altos, caminaban hasta el Paseo Colón, puesto que en el local del Palacio de la Exposición estaba la sección destinada a la Universidad Popular donde JCM dictaba sus lecciones sobre la historia de la crisis mundial. Llevaban libros, generalmente en otros idiomas, para traducir y leer pasajes en determinado momento de la exposición, varios libros puesto que Anna ayudaba llevando algunos. Regresaban igualmente a pie, ahora acompañados de amigos, estudiantes, obreros.<br /><br />Hasta que el mal, que empezara a dar muestras reactivación a poco del regreso, llevara a la crisis que condujo a la intervención del Dr. Guillermo Gastañeta en el “ospédale Italiano”, situado entonces en la avenida Abancay. El hospital Italiano fue fundado por la colonia italiana en Lima y estaba atendido por monjas de la misma nacionalidad que pronto hicieron amistad con Anna, lo que repercutió en una mejor atención de JC. Anna notó que las monjas ponían mayor esmero en los pacientes pudientes de la colonia y más discreto en los desfavorecidos por la fortuna. Franca como era, se lo hizo saber a las religiosas, con su naturalidad habitual, pero no quedaron resentimientos.</span><br /><br /></div>LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - LIMA BASQUE CENTERhttp://www.blogger.com/profile/05705539632963855378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-690506083552414854.post-65731685852714736292009-06-02T20:00:00.000-07:002011-05-07T12:13:09.680-07:00JCM en Huacho – El caso Mercenaro - Oiga, 13/06/1994<div align="justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 21px; ">José </span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 21px; ">Carlos Mariátegui pasó su niñez y su infancia en el pueblo de Huacho, al norte de Lima, de donde procedía su señora madre Amalia La Chira. En 1901, junto con su hermano Julio César, fue matriculado en la escuela del barrio, ubicada en la hoy avenida 28 de Julio, vía central de Huacho. En ese pueblo tendría su primer contacto intelectual, pues el poeta de América, José Santos Chocano, se encontraba declamando sus versos en el club Unión de Huacho. Si bien Mariátegui se acercó por curiosidad, quedó impresionado ante la fortaleza declamatoria del vate. Y se quedó escuchándolo, intentando memorizar algunas estrofas del poemario recitado.</span></div><div align="justify"><span style="font-size:130%;"><br />Pero el hecho principal, que afectaría hondamente a Mariátegui, se produjo en 1902, con su condiscípulo José Marcenaro Bisso, hijo del dueño de la cuadra donde estaba el colegio. No está claro si a la hora del recreo jugaban ellos a los empujones o si Marcenaro agredió al joven Mariátegui, lo cierto es que este presunto jugueteo provocó la aparatosa caída del niño José Carlos produciéndole un hematoma en la pierna izquierda y, después, la cojera que padecería toda la vida. El director y los alumnos intentan restablecer a Mariátegui, quien no puede ponerse en pie. Llega su madre al colegio y envía al joven al consultorio del doctor Abel de Matto, médico titular de Huacho. Este, tras auscultar al niño doliente, dispone que sea trasladado a Lima, a fin de ser intervenido quirúrgicamente en el lapso de la distancia. Con la pierna hinchada, Mariátegui viaja con su madre a Lima y es tratado por el Dr. Félix Larré, cirujano-traumatólogo de la Maison de Santé, ubicada a espaldas del Poder Judicial. Con gran soledad, rodeado de lecturas y del amor de su madre, José Carlos estaría internado en la clínica durante tres meses y medio. Al levantarse cojea, pero ya no volvería más a su querido Huacho, en donde quedó anclado el recuerdo del suceso con su condiscípulo Marcenaro.<br /><br />Rengueando para siempre, Mariátegui se instaló en la calle León de Andrade, donde hoy está ubicado el cine Lido y ahí vivió desde los 8 años (1902) hasta los 17 años (1911), cuando ingresa trabajar en 'La Prensa'. En todo ese tiempo, obligado a veces al reposo, incrementa José Carlos su avidez por la lectura. En 1910, según ha descubierto Guillermo Rouillón, aparece José Carlos, quien tiene solamente 16 años, en la lista de suscriptores del diario El Comercio. Como si estuviese todo ello predestinado.<br /></span><br /></div>LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - LIMA BASQUE CENTERhttp://www.blogger.com/profile/05705539632963855378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-690506083552414854.post-61504570364004985812009-06-02T19:55:00.000-07:002011-05-07T12:13:51.218-07:00Poemas de Mariátegui - Oiga 13/06/1994<div align="justify"><span style="font-size:130%;">Desde 1911, el joven José Carlos escribía esporádicamente versos, que han sido recopilados por Alberto Tauro e incorporados en el primer tomo de sus 'Escritos Juveniles'. Esta vocación poética no era, como alguien ha señalado, un refugio interior. La mejor prueba es que agrupó sus poemas y pensó editarlos como libro, con el sugestivo título de 'Tristeza'. El libro de poemas de José Carlos Mariátegui está anunciado, como de próxima aparición, en el diario La Prensa (enero y mayo de 1916), en el diario El Tiempo, la revista Colónida (marzo de 1916) y en el diario 'El Tiempo' (agosto de 1916). Debió ser el primer libro de Mariátegui, publicado a sus 20 años y que probablemente habría marcado su vocación literaria futura. Pero, por razones que no conocemos, el libro de poemas no llegó a ser publicado.<br /><br />Del enorme arsenal de poemas escritos por Mariátegui hemos elegido, en primer lugar, dos versos dedicados a Federico More y a Luis Fernán Cisneros, respectivamente, y que en realidad configuran una serie que Mariátegui denominó 'Los salmos del dolor'. Adjuntamos también un verso dedicado a Cervantes, una estrofa de un extenso poema dedicado a la afición hípica (y al señor Eduardo Zapata, con quien dirigía la revista El Turf) y algunos otros de carácter místico, melancólico y sentimental, que fueron la nota característica que imprimió el alma poética de José Carlos a sus versos juveniles.</span><br /></div>LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - LIMA BASQUE CENTERhttp://www.blogger.com/profile/05705539632963855378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-690506083552414854.post-8385907247253675282009-06-02T19:50:00.000-07:002011-05-07T12:25:38.186-07:00Poemas de Mariátegui - Oiga 13/06/1994<div align="justify"><span style="font-size:130%;"><strong>Coloquio Sentimental<br />A. Luis Fernán Cisneros B.</strong><br /><br /></span><span style="font-size:130%;">La voz de Schopenhauer adoctrina doliente<br />en mi alma que ha perdido la ilusión de la vida<br />y que sigue, sonámbula, una ruta inclemente<br />con los pasos inciertos y sangrante la herida...<br /><br />Convergen mis anhelos, melancólicamente,<br />hacia un amar que es luego una esperanza ida<br />y que deja otra huella de dolor en mi frente<br />y que pone otra sombra de tristeza en mi vida.<br /><br />Yo sueño que confluyen en mi melancolía<br />la pena de Leopardi, que también es la mía,<br />el sentimentalismo de Werther y el quebranto<br />del loco Segismundo que dijo Calderón...<br /><br />¿Amada mía, lloras? ¡Si es mentido mi planto!<br />¡Son cosas de poeta! Yo te pido perdón...</span> </div>LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - LIMA BASQUE CENTERhttp://www.blogger.com/profile/05705539632963855378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-690506083552414854.post-51972908177507303622009-06-02T19:45:00.000-07:002011-05-07T12:22:37.853-07:00Poemas de Mariátegui - Oiga 13/06/1994<div align="justify"><span style="font-size:130%;"><strong>Insomnio<br />A Federico More</strong><br /><br /><em>¡Oh las noches en que había fanáticos conjuros<br />y en que muerde una angustia en cada pensamiento!<br />Vengan voces de incestos y de ritos oscuros<br />y hasta las sombras tienen un estremecimiento..<br /><br />La mano del misterio traza en preclaros muros<br />en mane thecel phares de algún presentimiento<br />y el licor dionisíaco de los brindis impuros<br />produce en los orgiastas un desfallecimiento.<br /><br />Hay un crimen aleve que venga un adulterio<br />en la penumbra tibia de una alcoba nupcial.<br />Los aquelarres turban la paz del cementerio.<br /><br />Hastía a dos amantes un pecado mortal.<br />Yo escucho una tras otra las notas de un salterio<br />de agonía. Y la muerte ronda en el hospital...</em></span><br /><em><br /><br /><br /></em></div>LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - LIMA BASQUE CENTERhttp://www.blogger.com/profile/05705539632963855378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-690506083552414854.post-53598493490391755532009-06-02T19:40:00.000-07:002011-05-07T12:25:02.902-07:00Poemas de Mariátegui - Oiga 13/06/1994<div align="justify"><span style="font-size:130%;"><strong>Elogio a Cervantes<br />(En el III Centenario de don Miguel de Cervantes)<br /></strong><br />Una lengua, una historia, una casta bravía<br />concibieron los siglos en un sueño ancestral<br />y la raza española fue como una ironía<br />de los siglos obsesos por un raro ideal.<br /><br />Gente de aventureros, hijodalga porfía<br />por alguna quimera, cruzada medioeval<br />y más tarde los libros de la Caballería<br />forjando la locura del hidalgo inmortal.<br /><br />Cervantes tuvo para su tristeza imprecisa<br />el antifaz de seda de una amarga sonrisa<br />y la heroica epopeya de La Mancha escribió,<br />pues fue porque este símbolo magnífico existiera<br />y un libro de Cervantes al mundo le dijera<br />que el sueño de los siglos una raza creó...</span><br /></div>LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - LIMA BASQUE CENTERhttp://www.blogger.com/profile/05705539632963855378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-690506083552414854.post-31870731886959479142009-06-02T19:35:00.000-07:002011-05-07T12:16:04.608-07:00Poemas de Mariátegui - Oiga 13/06/1994<span style="font-size:130%;"><strong>ELOGIO DE LA CELDA ASCÉTICA</strong><br /><br />Piadosa celda, guardas aromas de breviario,<br />tienes la misteriosa pureza de la cal,<br />y habita en ti el recuerdo de un Gran Solitario<br />que se purificara del pecado mortal.<br /><br />Sobre la mesa rústica duerme un devocionario<br />y dice evocaciones la estampa de un misal:<br />San Antonio de Padua, exangüe y visionario<br />tiene en místico ensueño del Cordero Pascual.<br /><br />Cristo Crucificado llora ingratos desvíos.<br />Mira la calavera con sus ojos vacíos<br />que fingen en las noches una inquietante luz.<br /><br />Y, en el amor del campo y de las oraciones,<br />habla a la melancólica paz de los corazones<br />la soledad sonora de San Juan de la Cruz.<br /></span>LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - LIMA BASQUE CENTERhttp://www.blogger.com/profile/05705539632963855378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-690506083552414854.post-27922488683945673802009-06-02T19:30:00.000-07:002011-05-07T12:24:40.807-07:00Poemas de Mariátegui - Oiga 13/06/1994<span style="font-size:130%;"><strong>Plegaria nostalgica </strong><br /><br />Padre Nuestro que estás en los cielos,<br />Padre Nuestro que estás en la harina<br />de la hostia candial y divina<br />que es el pan de los santos anhelos.<br /><br />Soy enfermo de locos desvelos<br />y en mi espíritu de vago declina el amor de tu dulce doctrina,<br />Padre Nuestro que estás en los cielos.<br /><br />Está lejos de mí la fragancia<br />de la mística fe de mi infancia<br />que guardaba con blanco cariño.<br /><br />Siento el hondo dolor de la duda<br />y solloza mi cántiga muda<br />por el don de volver a ser niño...<br /></span>LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - LIMA BASQUE CENTERhttp://www.blogger.com/profile/05705539632963855378noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-690506083552414854.post-5848832800675936662009-06-02T19:25:00.000-07:002011-05-07T12:24:09.766-07:00Poemas de Mariátegui - Oiga 13/06/1994<span style="font-size:130%;"><strong>Para ganar la polla<br />Dedicado a Eduardo Zapata López, aficionado y poeta.</strong><br /><br />Ser humilde y devoto.<br />Ser austero y contrito.<br />No fumar en cachimba.<br />Leer 'El Turf' tempranito.<br /><br />No andar por la calzada.<br />Desdeñar el cinema.<br />Y cuando hable Bellido<br />escucharle con flema.<br /><br />Estudiar el programa<br />a la hora de almorzar.<br />Consultarle al mantel<br />quién habrá de ganar.<br /><br />Inscribirse en la tarde<br />del jueves y después<br />olvidar el programa<br />y estudiarlo otra vez...</span>LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - LIMA BASQUE CENTERhttp://www.blogger.com/profile/05705539632963855378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-690506083552414854.post-37960582964129545672009-06-02T19:20:00.000-07:002011-05-07T12:23:45.962-07:00Poemas de Mariátegui - Oiga 13/06/1994<span style="font-size:130%;"><strong>Emociones del Hipodromo</strong><br /><br />Una yegua alazana cabriola y se encabrita<br />con una travesura juguetona e infantil<br />de niña adolescente, elegante y bonita,<br />enferma de disfuerzo, de jaqueca y de esplín.<br /><br />Tiembla bajo su rubia dermis una infinita<br />nerviosidad absurda, fugaz y señorial.<br />Y un estremecimiento de coqueta le agita<br />desordenadamente los rizos de la crin.<br /><br />Esta yegua se encuentra casi civilizada.<br />Vive plácidamente, cómoda y regalada;<br />tiene ayuda de cámara, médico y manicure;<br />amor le han prohibido por ser cosa dañina;<br />la intoxica el arsénico en vez de la morfina;<br />y registra su estado civil el Jockey Club.<br /></span>LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - LIMA BASQUE CENTERhttp://www.blogger.com/profile/05705539632963855378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-690506083552414854.post-40472412739199293232009-06-02T19:15:00.000-07:002011-05-07T12:23:05.960-07:00Poemas de Mariátegui - Oiga 13/06/1994<span style="font-size:130%;"><strong>Minuto del encuentro</strong><br /><br />Un minuto fugaz. Una mirada.<br />Una frase cambiada a la sordina.<br />Otra frase vulgar. Y una ignorada<br />turbación para mi alma peregrina.<br /><br />Cuando tuve en mi mano la enguantada<br />manita tuya, virginal y fina,<br />hallé una complacencia enamorada<br />en la paz de la hora tardecina.<br /><br />En un arrobamiento, mi alma inquieta<br />cautiva se sintió de tu silueta<br />cuando rítmicamente te alejaste.<br /><br />Y, avaro de tu huella fugitiva,<br />gocé la extraña posesión furtiva<br />del jirón de perfume que dejaste.</span>LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - LIMA BASQUE CENTERhttp://www.blogger.com/profile/05705539632963855378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-690506083552414854.post-74302622165960282092009-06-02T19:10:00.000-07:002011-05-07T12:15:33.813-07:00En la Biblioteca Nacional – Como conocí a Mariátegui - Oiga 13/06/1994<div align="justify"><span style="font-size:130%;">Basadre tenía 12 años cuando conocía a Mariategui. Era un escolar.<br /><br />EL primer recuerdo de la Biblioteca Nacional se remonta a los años 1914 o 1915, sin duda, más probablemente en este último. Quise ir a leer allí; pero fui rechazado por no tener la edad mínima necesaria para gozar de ese privilegio. En conmemoración del episodio, dispuse que la primera sala de la nueva Biblioteca Nacional abierta al público en 1947 fuese la del Departamento de Niños.<br /><br />Obtuve de mi familia una carta para el director, que era don Luis Ulloa. Este, con gran bondad, dispuso que se me diera una mesa en su propio despacho. Allí conocí a José Carlos Mariátegui, contertulio habitual de Ulloa entonces. 'Debe ser estudiada la influencia que don Luis pudo ejercer sobre José Carlos. Lo aquí narrado debe ser coincidente con las vacaciones del colegio, pues recuerdo haber acudido a la Biblioteca durante las tardes. Cuando Ulloa renunció, por desacuerdos con el gobierno de don José Pardo, ya no volví, pues carecía de relaciones con su sucesor, Manuel González Prada.</span></div><div align="justify"><span style="font-size:130%;"><br /><strong>(Extraído de 'La vida y la Historia')</strong></span> </div>LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - LIMA BASQUE CENTERhttp://www.blogger.com/profile/05705539632963855378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-690506083552414854.post-37403096249386541722009-06-02T19:05:00.000-07:002011-05-07T12:18:11.018-07:00Alumno en la Universidad Católica - Oiga 13/06/1994<div align="justify"><span style="font-size:130%;">Guillermo Rouillon indago por que JCM quería aprender latín.<br /><br />TRAS su consagración literaria, Mariategui se matricula en la Universidad Católica, recientemente establecida por el reverendo padre Jorge Dintilhac SS.CC., de nacionalidad francesa, en calidad de alumno libre para seguir las asignaciones de latín y filosofía escolástica.<br /><br />Indudablemente que esta decisión en José Carlos produjo cierto asombro y hasta diríamos desconcierto entre sus cófrades colónidos y dirigentes obreros con los cuales mantenía relaciones de amistad. Sobre todo, si se tiene en cuenta su actitud de autodidacta y recalcitrante antiacademista que venía propiciando. Pero está claro, ello respondía al dualismo que caracterizaba su conducta. Aunque por otra parte debemos reflexionar acerca de aquella frase proveniente de José Carlos: "Desde muy temprana edad salí en busca de Dios". Y naturalmente, según su dilecto amigo y maestro, el reverendo padre Pedro Martínez Vélez O.S.A., español –principal y constante animador de la obra del padre Dintilhac–, la Universidad Católica constituía uno de los incontables caminos que de hecho conducen ante el Ser Supremo. Aquel sacerdote, convertido en una especie de director espiritual de Juan Croniqueur, lo catequiza y lo inquieta a inscribirse en ese centro de estudios. Era ciertamente Mariátegui un creyente fervoroso.<br /><br />Gracias pues a su amigo y colega Carlos Pérez Cánepa, director de las revistas Lulú y Mundo Limeño, José Carlos conoce al padre Martínez Vélez. Este sacerdote agustino había escrito el prólogo del libro de Pérez Cánepa: 'Horas de misticismo, de dolor y de misterio'. Además, Juan Croniqueur era un asiduo y entusiasta lector de los artículos que publicara el mencionado sacerdote en la prensa local; entre ellos recordaba 'La poesía religiosa', dada a la estampa en la revista Cultura (Lima, 1915).<br /><br />También concurría para aprender latín, el inseparable amigo de Juan Croniqueur, César Falcón. Ambos jóvenes periodistas, entre clase y clase, dialogaban con el profesor sobre temas de palpitante actualidad. No olvidemos que este maestro, aparte de sus dotes intelectuales, era tolerante con los hombres de ideas contrarias a las de él. Más de una vez hubo de conversar y discutir, cordialmente, con don Manuel González Prada, quien por esa época ejercía la dirección de la Biblioteca Nacional.<br /><br />Cabe admitir, por otro lado, en cuanto a las causas que llevaron a matricularse a Mariátegui como alumno de la Universidad Católica: la utilidad del latín para un mayor conocimiento del idioma castellano y en el caso de los estudios filosóficos, la inquietud que empezaba a apoderarse de él por tal disciplina. Conviene no dejar de mencionar otro móvil (aunque de menor valor), pero esencial, para comprender la disposición de José Carlos. Y es el hecho de que deseaba, con ahínco, alcanzar superioridad sobre sus parientes paternos mediante la inteligencia cultivada.<br /><br /><strong><em></em></strong></span></div><div align="justify"><span style="font-size:130%;"><strong><em>(Extraída de “La creación heroica de José Carlos Mariategui”. Tomo I: “La edad de Piedra”).<br /></em></strong></span><br /><br /></div>LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - LIMA BASQUE CENTERhttp://www.blogger.com/profile/05705539632963855378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-690506083552414854.post-83600706551979477362009-06-02T19:00:00.000-07:002011-05-07T12:27:01.700-07:00El ambiente cultural - Mariátegui y el 900 - por Hugo Neyra - Oiga, 13/06/1994<div align="justify"><span style="font-size:130%;">Mariategui falleció, como se sabe, en abril de 1930. El fervor de los homenajes dedicados a su centenario, actualiza una antigua interrogante: ¿por qué la izquierda peruana, pese a su abundante producción editorial y periodística, no ha sido capaz de producir, 60 años después, otro Mariátegui? ¿Ha faltado, acaso, ese mismo ambiente cultural en el que surgió el Amauta? Tal interrogante fue planteada por Hugo Neira en 1973, en un sugestivo ensayo sobre la producción cultural en el Perú, escrito como colofón al segundo tomo de la antología de textos de Mariátegui editada por Peisa. Su título: 'Y después de Mariátegui, ¿qué?'. Reproducimos un extracto de ese extenso ensayo, considerando que aquella antigua pregunta sigue sin recibir respuesta.<br /><br />PARA nosotros, las etapas de la cultura política peruana son otras. Abren lamarcha, sin duda los trabajos de los 'novecentistas', marcados por el positivismo filosófico y absorbidos políticamente por la idea-fuerza de una 'democracia elitaria', un representativismo conservador, un reformismo eficaz sin trastocamientos sociales. Constituyen el más lúcido y completo planteamiento de las derechas cultas en lo que va de corrido el siglo. En segundo lugar, se abre la fundación revolucionaria, el programa de cuestionamiento y la promesa de un socialismo creador de José Carlos Mariátegui. En el mismo período –tienda aparte– el pensamiento social aprista. Por último, la etapa actual caracterizada por el imperio de los legados inconclusos y la dispersión contemporánea de los trabajos de ciencias sociales, la ineptitud para distinguir lo particular de lo universal, y en fin, cierta deficiencia en captar la emoción actual de las grandes ideas contemporáneas, unida a una patética regresión al academismo, contraria al espíritu antiuniversitario de Mariátegui.<br /><br />Este es pues, el tema de este ensayo. Un ensayo sobre los grandes ensayos que componen el cuerpo de las ideas políticas peruanas en el siglo XX. Y que paradójicamente parecen haberse escrito todos entre 1900 y 1932. Es decir, desde el primer libro de Francisco García Calderón (Le Perou Contemporain, 1907) al último –políticamente hablando– de Víctor A. Belaunde (Meditaciones Peruanas, 1932). Este es también un ensayo sobre los no-ensayos, no hay otra manera de decirlo. Hay que leer los silencios, la ausencia de textos y libros de pensamiento teórico que continuasen de manera significativa en la cultura peruana, la triple fundación de los años 30: marxista, aprista continentalista, conservadora. Ese fue un momento excepcional de la cultura política peruana. Cuando, en 'Amauta', Mariátegui polemiza con Haya de la Torre y éste con el cubano Mella; cuando Víctor A. Belaunde, que conocía su Pascal, dedicaba un libro a refutar los ‘Siete Ensayos’. (¿Quién de la derecha lo haría ahora?). No podemos evitar la nostalgia. Es un Perú aquél, sólido en el plano de las ideologías, rico, activo, en ebullición. Lo desconocemos. Nos confunde. Esas corrientes ideológicas llenas de vigor y que trascendían largamente el debate nacional, arrancaban de una sociedad mucho más débil que la nuestra. Es evidente, el Perú de esos años tenía menos alfabetos urbanos, menos cuadros profesionales, menos lectores de diarios y revistas; apenas había vida cívica, las 'mass comunication' no existían. ¿O será que a despecho de todo eso, las superestructuras (instituciones, modas culturales, pautas de consumo) eran cualitativamente mejores que las nuestras? Queda por dilucidar, pues, la base real donde prosperan esas producciones ideológicas.<br /><br />Ahí se conforma –ligada a la primera política de masas de este país– la formación especial de las ideologías predominantes, para bien o para mal, del Perú actual; y que nos siguen condicionando. Tenían un doble propósito, novecentistas y reformadores sociales. Apuntaban hacia la definición de la sociedad peruana, al conocimiento, a la producción de ideas, concebida como interpretación (defensa o ataque del orden social) y elaboración de conceptos. Es decir, de un cuerpo doctrinario, de un 'episteme' propio, nacional. Y sin embargo, accesible. Porque es preciso decirlo, qué bien escritas están las páginas de Le Pérou Contemporain de Francisco García Calderón, como se adivina examinando el índice, un esquema claro, sencillo, selectivo en la exposición de ese Perú finisecular, visto por un discípulo sudamericano de Comte. Qué redondas las páginas donde el socialcristiano Víctor A. Belaunde vuela a refutar en un tema como el religioso y el místico, a José Carlos Mariátegui y sus apreciaciones sobre la conquista española en Indias. Y en este último, cuánto rigor y qué encanto, al mismo tiempo, en una prosa sentenciosa, nerviosa, directa, tenso el estilo y la conciencia ante los aspectos contradictorios del mundo, para englobarlos en un pensamiento 'en sí mismo no-contradictorio', como lo quería Hegel...<br /><br />El papel de los novecentistas en el movimiento de ideas de los tiempos presentes es indudable. "De la formulación de las premisas de García Calderón en Le Pérou Contemporain arranca toda la moderna inquietud interpretativa de la realidad histórica y social del Perú'', dice Raúl Porras en Fuentes Históricas (1954). Hallando continuidad en las obras de Víctor A. Belaunde, como 'La Crisis Presente', 'La Realidad Nacional', 'Meditaciones Peruanas' y 'Peruanidad' con los artículos de Mariátegui en 'Peruanicemos el Perú' y a los trabajos primeros de Jorge Basadre, tales como 'Perú: Problema y Posibilidad' y 'Meditaciones sobre el destino histórico del Perú', creando un solo 'continuus' interpretativo.<br /><br />En efecto, es probable que Mariátegui, con espíritu polémico, estuviera respondiendo a los libros de los novecentistas precedentes, particularmente a los trabajos de Víctor A. Belaunde, sus conferencias de 1914 y 1917; al desarrollar las tesis de los 'Siete Ensayos'. Y en el comentario internacional no olvidará las crónicas europeas de os García Calderón, de 'Profesores de Idealismo'. Y cómo éstos, aunque con contenido distinto, se ocuparán de Jaurés, el socialista francés más importante de esos años.<br /><br />Pero esa polémica secreta entre la generación del centenario y la del 900 no evita nuestra pregunta esencial. ¿Por qué estos últimos constituyen, a su vez, una tradición ideológica trunca?<br /><br />Hay en Mariátegui, muchas lecciones, varias curas de salud. Quizá sea necesario desmadejadas de a pocos. Resalta, en primer lugar, el doble signo de lo nacional y lo internacional en su legado socialista. Que desde el punto de vista hermenéutico, quieren decir, los 'Siete Ensayos' y 'Defensa del marxismo'. Esto es, la necesidad de atender, simultáneamente, la disección crítica de la realidad nacional y la simpatía por el movimiento ecuménico de ideas. Ello implica los esfuerzos de una misma conciencia por ir de las ciencias de los empíricos a las grandes ideas filosóficas, religiosas y científicas en boga. Y viceversa, hacia lo empírico, lo banal, lo inmediato. ¡Y cómo se ha olvidado en los años últimos esta exigencia de doble signo mariateguista! La no-observancia de esta tarea bifrontal, ha conducido directamente a las deformaciones del presente. De un lado, a los cientismos cerrados, provincianos. Del otro, a los marxismos especulativos, desconectados de lo real. A veces, contra lo real, 'marxismos imaginarios'.<br /><br />No obstante, en Mariátegui, la preocupación por el clima de ideas, por la cultura viva de su tiempo, no debe ser entendida como una preocupación de 'diletante', de europeísta, en suma. Abundaban entonces los 'croniquers' que desde las capitales europeas escribían sobre la actualidad, acerca de los 'signos y obras' de esos días. Mariátegui dejó de ser tempranamente eso, un croniquer'. Y bien ¿para qué seguía, pues, el debate universal? Para construir sus epístemes. Únicamente la actualidad internacional y su relato eran un camino para ir hacia las ideas rectoras. Mariátegui transformó un recurso banal, una suerte de literatura de viajero informado, harto frecuente, por lo demás, en los hábitos mentales y estéticos de la burguesía culta de su tiempo, en una operación cultural severa, de la más alta exigencia. Recurso con el que al mismo tiempo se cubría las insuficiencias intelectuales e informativas del medio peruano y se devolvía a este mismo medio, trasmutando en crónicas y ensayos, la elaborada observación de la escena contemporánea y el análisis de las nuevas tendencias estético-filosóficas y políticas. He aquí lo que debemos destacar en el plano de la realidad y del pensamiento, un Mariátegui despierto, comunicante.<br /></span><br />¿Quién ha ejercido, a su muerte, tal vigilancia? ¿Quién ha socializado el saber? </div>LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - LIMA BASQUE CENTERhttp://www.blogger.com/profile/05705539632963855378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-690506083552414854.post-19037929584967687432009-06-02T18:50:00.000-07:002013-12-04T06:30:45.401-08:00Leguía según Mariátegui - Oiga 13/02/1994<div align="justify"><span style="font-size:130%;">“Ya se están viendo los primeros frutos del gobierno formado con tales hombres. Se ha hecho retrogradar al país al individualismo gubernamental. Se ha subordinado la autoridad del Congreso al capricho del presidente de la republica” (José Carlos Mariategui, agosto de 1919).<br /><br /><em>TRADICIONALMENTE se ha considerado campo minado las relaciones entre Mariátegui y Leguía. Pero esa apreciación olvida el conjunto de artículos de notable valentía, escritos con pluma fina, desde que se produjo el golpe del 4 de julio de 1919. Mariátegui escribía en 'La Razón', con su inseparable amigo César Falcón. Desde antes, incluso, al golpe, Mariátegui escribe desafiantes artículos contra el candidato Leguía, calificándolo de tradicional y recordando las arbitrariedades cometidas en su primer gobierno (1908-1912) como una pésima carta de recomendación. Aquí hemos seleccionado solamente tres de sus artículos, escritos con posterioridad al golpe de Leguía y que consideramos tienen una insólita vigencia para los tiempos que vivimos en el Perú. El redescubrimiento del joven Mariátegui exige un esfuerzo mayor para desempolvar los artículos publicados en 'La Razón'. A falta de una colección completa, parte de ellos han sido publicados por los hijos de Mariátegui en el octavo tomo de los 'Escritos Juveniles, que acaba de salir. Nosotros hemos extraído estos textos del excelente libro de Juan Gargureuich sobre 'La Razón' de Mariátegui y de la antología elaborada por Alberto Flores Galindo y Ricardo Portocarrero, 'Invitación a la vida heroica'. Recojamos, sin más preámbulo, la moraleja del caso:</em><br /><br /></span></div>LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - LIMA BASQUE CENTERhttp://www.blogger.com/profile/05705539632963855378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-690506083552414854.post-43710947868581600542009-06-02T18:45:00.000-07:002011-05-07T12:17:00.788-07:00Leguía según Mariátegui - Oiga 13/02/1994<div align="justify"><span style="font-size:130%;"><strong>LA PAREJA CONSTITUCIONAL<br /></strong><br />El señor Leguía recibe diariamente una visita esclarecida, sistemática y puntual: la visita simultánea del general Cáceres y del general Canevaro. Una visita que hasta este instante es una nota esencial de la nueva vida peruana. Una visita que consignan religiosamente los acuciosos periodistas palatinos.<br /><br />El general Canevaro y el general Cáceres no llegan siempre a Palacio al mismo tiempo. Pero en Palacio se juntan siempre. Y salen, invariablemente, en compañía. Paralelos, marciales y legendarios, pasan bajo el umbral de la puerta de honor con la majestad de dos personajes que caminan hacia la gloria.<br /><br />No es probable que las reformas constitucionales y las resoluciones anexas sean aderezadas con la colaboración bizarra y militar de los dos generales de división del partido de la Breña. No es probable tanto. Pero es evidente, en cambio, que ambos generales llenan un gran rol en el régimen provisorio. Que son uno de sus órganos principales. No el cerebro, por supuesto; pero sí el corazón.<br /><br />El general Cáceres y el general Canevaro sienten que son algo así como los padrinos de la revolución. Y este título les enorgullece. Les enorgullece más que su grado de generales de división.<br /><br />Sólo el general Canevaro no se conforma con tener en la patria nueva este título único, Quiere que le conozcan un título más. Un título que cree haber ganado en buena lid. El título de primer vicepresidente.<br /><br />El señor Leguía le ha prometido la validez de su vicepresidencia. Le ha dicho que la reforma constitucional no regirá en cuanto a las vicepresidencias, en el período próximo. Que debe aguardar tranquilamente la inauguración de la legislatura. Que no tiene motivo para temer una actitud irrespetuosa y atrevida de las mayorías parlamentarias.<br /><br />Y claro, el general Canevaro ha recuperado desde ese instante toda su confianza en el presente y en el porvenir de la república. Todo su convencimiento de que es la segunda persona del régimen provisorio. Toda su certidumbre de primer vicepresidente.<br /><br />Mancomunadamente con el general Cáceres entra y sale de Palacio. Dispensa favores y mercedes gubernamentales. Defiende los fueros de la cohorte de cesantes e indefinidos del partido constitucional. Auspicia las candidaturas de hijas, parientes o afines del cacerismo. Y pone en las tertulias del gabinete presidencial la nota pintoresca de sus frases insignes.<br /><br />Pero hay gentes que murmuran que el porvenir le reserva al general Canevaro una sorpresa desagradable. Y la sorpresa de que el Congreso, a pesar de los requerimientos del señor Leguía, desconozca su vicepresidencia. Los representantes, según dicen, no creerán, como el señor Leguía, que sea compatible la promulgación de la reforma que suprime las vicepresidencias con la proclamación de la vicepresidencia del general Canevaro. El único que lo continuará creyendo será el señor Leguía. Si es que el señor Leguía lo cree efectivamente...<br /><br />('La Razón', 19 de julio de 1919)</span></div>LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - LIMA BASQUE CENTERhttp://www.blogger.com/profile/05705539632963855378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-690506083552414854.post-31385308283999386732009-06-02T18:40:00.000-07:002011-05-07T12:15:45.117-07:00Leguía según Mariátegui - Oiga 13/02/1994<div align="justify"><span style="font-size:130%;"><strong>DEMOCRACIA NUEVA</strong><br /><br />AHORA sí resulta evidente que hemos cambiado de régimen electoral. Antes creíamos que el régimen electoral del señor Cornejo era con ligeras variaciones, el mismo régimen electoral de la patria vieja. Pero nos equivocábamos. El cambio de régimen electoral es indiscutible. Hemos evolucionado bruscamente de la elección al nombramiento.<br /><br />Antiguamente la elección era más o menos convencional y más o menos restringida. No era, en la generalidad de los casos, elección del pueblo; pero era, por lo menos, elección de los mayores contribuyentes. Era una elección plutocrática; pero era una elección de toda suerte. El favor del gobierno no era definitivo. Claro que los candidatos procuraban siempre contar con él. Más lo que procuraban sobre todo, era contar con los mayores contribuyentes. Los contribuyentes eran los electores. El favor del poder servía sólo para facilitar su captación y conquista.<br /><br />Próximamente no habrá elección. Habrá nombramiento. En vez de unos pocos electores, los contribuyentes, habrá un solo elector: el gobierno. Y, como es sabido, la elección por el gobierno no se llama elección. Se llama nombramiento.<br /><br />El cambio del régimen electoral no puede ser, por consiguiente, más ostensible.<br /><br />El señor Cornejo protestará de estas apreciaciones. Pondrá el grito en el cielo defendiendo su reglamento. Pero qué vamos a hacer. Estas apreciaciones no son nuestras. Son de los candidatos a representaciones parlamentarias. Los candidatos convienen, por unanimidad, en que ya no se necesita para ser elegido representante la voluntad de los contribuyentes. En que no se necesita sino la voluntad del gobierno. Las representaciones por Lima parecen la única excepción. Parecen nomás.<br /><br />Se oye en la calle comentarios expresivos:<br /><br />–Bueno. Pero si el cuadro de ubicaciones del gobierno provisorio va a ser un cuadro decisivo, ¿por qué no se simplifica el procedimiento electoral? ¿Por qué no se designa por medio de un decreto el personal del Congreso? ¿Quién le discutiría dentro de esta situación, al señor Cornejo, la legitimidad de un decreto de esa clase?<br /><br />Y se oye otros comentarios más socarrones todavía:<br /><br />–¡Es que el señor Cornejo cree que el país no está preparado para tanto! ¡Es que el señor Cornejo no considera que la cultura del país haya progresado lo suficiente como que un gobierno revolucionario, renovador y científico elija austeramente a los senadores y diputados!<br /><br />Esta malévola impresión ciudadana no llega, como es natural, hasta el doctor Cornejo. El señor Cornejo se halla dentro de una atmósfera demasiado ideal para enterarse de las murmuraciones taimadas y burdas de las muchedumbres callejeras. El señor Cornejo sigue todavía encima de toda suspicacia y de toda incredulidad del vulgo. Pasa por el centro de su limousine, totalmente desconectado de la pequeña realidad mestiza. Pasa convencido de la democracia absoluta de su régimen electoral.<br /><br />Nada importa que por su despacho de ministro de gobierno desfilen diariamente, indiferentes a sus teorías dialécticas, los candidatos a un puesto en el encasillado leguiísta...<br /><br />('La Razón', 26 de julio de 1919)</span><br /><br /><br /><br /></div>LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - LIMA BASQUE CENTERhttp://www.blogger.com/profile/05705539632963855378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-690506083552414854.post-44937517380741872672009-06-02T18:35:00.000-07:002011-05-07T12:27:55.505-07:00Leguía según Mariátegui - Oiga 13/02/1994<div align="justify"><strong>La Patria Nueva</strong><br /><br /><span style="font-size:130%;">Un personal senil y claudicante ya está plasmada la fisonomía del régimen de la 'Patria Nueva'.<br /><br />Ha habido una serie de indecisiones de tropiezos y tanteos para formarla. Se ha formado como no podía dejar de formarse. Como era inevitable que fuera. Algunos ingenuos pensaron en un régimen de renovación efectiva. Creyeron posible la organización de un gobierno sano y fuerte, nuevo, idealista.<br /><br />Olvidaron, por supuesto, que los gobiernos de esta índole son gobiernos de opinión. Se funden en el crisol del ardor popular. No de un ardor histérico y circunstancial. Sino en el convencimiento cálido y adoctrinado de la masa colectiva.<br /><br />El señor Leguía no se preocupó ni mucho ni poco antes de llegar al poder, de formar ese volumen de opinión ciudadana. Creyó que le bastaba para constituirse en gobierno las alharacas y las desordenadas actividades de sus partidarios. Y efectivamente ha sido así. El señor Leguía ha llegado al poder. Pero no ha conseguido formar un gobierno de verdad. Para conseguir esto debió anticipadamente formar un núcleo potente y disciplinado, unido por el nexo de la doctrina y por la unanimidad de la aspiración ideal. En brazos de esa mesocracia ignorante y alucinada que lo ha seguido no podía sino llegar al poder. Y llegar al poder es muy poca cosa para un hombre con vastas aspiraciones, con clara conciencia de su deber histórico, con profundo concepto de su misión en la vida pública, con aguda percepción de las corrientes sentimentales de su tiempo y con talla, en fin, de verdadero héroe popular. Muchos estadistas se han inmortalizado y viven en la memoria de los pueblos sin haber escalado jamás los grados del poder.<br /><br />Cómo se ha formado la plana mayor del gobierno leguiísta.<br /><br />No forma la plana mayor de la banda del señor Leguía ningún ejemplar de esa turbulenta y bulliciosa fauna partidista que en su nombre aturdió al país durante tres años. Toda esta banda de sus partidarios ha quedado en la zaga. La plana mayor se ha formado de tipos clásicos. De hombres catalogados. De figuras gastadas en la vida pública, que han experimentado los desengaños del funcionarismo y el desprecio del país.<br /><br />No hay un solo hombre nuevo en el alto grupo del gobierno. No hay ni una inteligencia joven ni una arrogancia primaveral. Tampoco hay ímpetus de renovación. Se amalgaman allí los nombres de fatales horas pretéritas. Hombres que no pudieron mantenerse a flote en los vaivenes de la política de acomodos, transacciones y vergüenzas que han llenado las tres últimas décadas de nuestra historia republicana.<br /><br />Todos los hombres que pensaron y se alimentaron para una lucha moderna y elevada. Para la gran controversia de las ideas y las doctrinas. Que creyeron que el tiempo nos traería un aliento de modernidad y de efluvio de idealismo. Nuestro propio pueblo que ha sentido las urgencias infinitas de la vida nueva del mundo. Todos éstos absolutamente todos, se sienten a esta hora defraudados y vencidos.<br />Otra vez vuelven a ser primeras figuras de gobierno nacional el general Canevaro, el señor Malpartida y el señor Villanueva, el señor Valcárcel y el señor Torre González. Estos son los prohombres del gobierno actual. Son los mismos hombres fracasados en la función pública. Son los mismos hombres que en hora iluminada, se borró del escalafón político. Son los negros autores del atraso del país. Son los incapaces, los protervos, los que arrancaron al pueblo todos sus derechos y toda la libertad, los que han llegado al borde del sepulcro sin dejar más que una pantanosa huella de su paso por la vida gubernamental. Estos son los prohombres del señor Leguía.<br /><br />¿Puede hacerse con estos hombres un gobierno propulsor y moderno? El señor Leguía no es un genio. No es un talento. No es una cultura. Es apenas un hombre inteligente e intuitivo, avezado en asuntos comerciales y en las habilidades de la política criolla. ¿Puede con estos sencillos elementos mentales imponerse a su estado mayor? Seguramente no. Junto a él están los hombres expertos en todos los subterfugios y en todos los vicios. Los hombres responsables de muchos delitos y signados por todos los pecados. A estos hombres no puede vencerlos sino el ostracismo. El alejamiento permanente del poder. Rodeado por ellos, el señor Leguía tendrá que sucumbir inevitablemente. Y sucumbiría también sin ellos. Porque el señor Leguía no representa en el gobierno un volumen de opinión adoctrinada. Representa sólo un criterio personal y el apetito de mucha gente. Cuando el señor Leguía cambiase su estado mayor, lo formaría con los hombres de 1910. El país, entonces, no podría saber si la incapacidad por ignorancia y por inmoralidad es peor a la incapacidad por senectud y por perversión.<br /><br />Ya se están viendo los primeros frutos del gobierno formado con tales hombres. Se ha hecho retrogradar al país al individualismo gubernamental. Se ha subordinado la autoridad del Congreso al capricho del presidente de la república. Se ha constituido un pequeño organismo burocrático para la fabricación de representantes. Y se está realizando la más tranquila y segura imposición electoral que se ha efectuado en la república.<br /><br />Así comienza la era de la Patria Nueva. Comienza con la resurrección de hombres que debían estar políticamente inhumados. Con el resurgimiento de políticos de los que el país no quería acordarse. De los que es piadoso no acordarse. De los que ahora provocan una execración; pero, más tarde, cuando actúe directamente el siniestro cacique de Cajamarca o el torvo ministro de Santa Catalina provocarán la verdadera revolución del pueblo. Tal vez por esto, sería mejor que actuasen prontamente.<br /><br /><br /><br /><br /></span></div>LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - LIMA BASQUE CENTERhttp://www.blogger.com/profile/05705539632963855378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-690506083552414854.post-51458178766113764642009-06-02T18:30:00.000-07:002011-05-07T12:27:32.526-07:00La escena contemporánea - Oiga 13/06/1994<div align="justify"><span style="font-size:130%;">El primer libro de Mariátegui 'La Escena Contemporánea' (1925), reúne, básicamente, cinco artículos publicados en la revista Mundial' y varios –otros– en 'Variedades', durante los años 1923 y 1925. En esta obra primigenia, de estilo ágil y límpido, se proyectan –con el mismo Amauta lo señalara en el prólogo– sus 'impresiones' sobre diversos personajes e ideas del campo de la política internacional y literatura universal, pero sobre todo del mundo europeo.<br /><br />La preocupación fundamental del pensador socialista, por aquellos días, desde su retorno al Perú, se define claramente por los temas europeos, cuyo desenvolvimiento y proceso conoce de cerca por haber radicado en Italia ("donde desposó una mujer y algunas ideas"), Francia y Alemania, durante los casi cuatro años que anduvo por el viejo mundo como becario de bellas artes.<br /><br />La primera obra de un escritor, como los dulces amores de la primera mocedad, marca siempre una raíz y un derrotero. 'La Escena Contemporánea' es pues, sin duda, un libro sobre Europa, aunque tangencialmente se refiera a cuestiones del oriente y plasme breves semblanzas de Rabinadrath Tagore y Gandhi. Es curioso observar que los novecentistas –generación anterior y contestaría a la de Mariátegui, a quienes acusó de colonialistas y extranjerizantes– iniciaron su sólida producción analítica con temas nacionales: José de la Riva Agüero con 'El Carácter de la Literatura del Perú Independiente' (1905), Francisco García Calderón con el primer ensayo orgánico sobre el país 'El Perú Contemporáneo' (1907) y Víctor Andrés Belaunde con 'El Perú antiguo y los modernos sociólogos' (1908), entre otros.<br /><br />'La Escena Contemporánea' se ubica nítidamente en la línea de los apuntes y crónicas sobre corrientes ideológicas y hechos mundiales que Francisco García Calderón había iniciado en el Perú con 'De Litteris' (1904)y que había prestigiado desde Europa, con 'Profesores de Idealismo' (1908), 'Ideas e Impresiones' (1917), 'Ideologías' (1919) y 'El dilema de la Gran Guerra' (1919) y proseguiría después con 'Europa inquieta' (1925) o 'La herencia de Lenin' (1929). Por entonces, el magisterio de García Calderón era continental y un estudioso de la eximia calidad y fina percepción del Amauta, no podía estar ajeno a su estilo ni a su obra.<br /><br />La calificación de Mariátegui como 'europeísta' había sido alimentada, lenta e inconscientemente, por él mismo. A partir del 2.5.20 hasta el 23.4.22, enviaba puntualmente, desde la patria de Dante, al diario limeño 'El Tiempo', sus crónicas sobre diversos tópicos internacionales. Los textos de estas contribuciones se recogen en el tomo 15 de sus obras completas, bajo el título 'Cartas de Italia'. A su regreso al Perú, dicta 17 conferencias en la universidad popular 'González Prada', entre junio de 1923 y enero de 1924. El tema asignado, con un nutrido y detallado programa, denota su especialización: 'Historia de la crisismundial'. A la par, en la columna 'Figuras y aspectos de la vida mundial' de la revista Variedades', escribe semanalmente, desde setiembre de 1923, sobre temas europeos y de la escena mundial que se derivan del análisis de los cables noticiosos llegados al Perú. El titulo con el que originalmente se anuncia su libro sobre hechos mundiales es el que corresponde a su columna de 'Variedades': 'Figuras y aspectos de la vida mundial'.<br /><br />El contraste con las preocupaciones peruanistas que existían en el Perú desde la obra inaugurada por la generación del 900, debió ser grande. A los estudios nacionales legados por los novecentistas, se aúna la profusa producción literaria sobre temas peruanos que realizaba la generación del Centenario. Luis Alberto Sánchez había presentado 'Los poetas de la Colonia y de la Revolución' (1921), Castro Pozo 'Nuestra Comunidad Indígena' (1924), López Albújar 'Temas Andinos' (1924) y César Vallejo una novela corta 'Tragedia Andina'. César Antonio Ligarte había estudiado el problema agrario peruano desde el remoto Incario hasta la República, Encinas la legislación tutelar indígena y Jorge Guillermo Leguía, Raúl Porras y Jorge Baladre iniciaban su producción sobre temas nacionales. Inclusive un escritor de enorme talento y con larga residencia parisiense, como Ventura García Calderón, había publicado, en 1924, algunos cuentos sobre asuntos indígenas, recogidos bajo el título 'La Venganza del cóndor'. En este contexto profusamente peruanista, la dedicación de Mariátegui a temas internacionales, y su primer libro, aparecido en 1925, resultaron, pues, un poco extraños.<br /><br />Según hemos podido observar, sólo desde setiembre de 1925 Mariátegui inicia su periplo como pensador peruanista. Esto ocurre cuando se hace cargo de la sección 'Peruanicemos el Perú' de la revista 'Mundial', que tenía a su cargo Gastón Roger. A los 31 años empezó su meritoria carrera como ensayista.<br /><br />En los '7 ensayos de interpretación de la realidad peruana' (1928), Mariátegui busca desterrar su imagen extranjera, y a nuestro modo, tiene éxito total. En la advertencia de este segundo libro suyo, anota: 'No faltan quienes me suponen un europeizante, ajeno a los hechos y cuestiones de mi país. Que mi obra se encargue de justificarme, contra esa barata e interesada conjetura. He hecho en Europa mi mejor aprendizaje'.<br /><br />En 'La Escena Contemporánea', Mariátegui aborda el análisis de los tres grandes sistemas ideopolíticos entonces dominantes: el fascismo, la democracia y el socialismo. En estas pulidas y ágiles páginas, a la par del agudo escrutador, aparece el profeta, el fautor (terminó que gustaba utilizar) de una nueva estética, espíritu y sentimiento de la revolución. La influencia de Sorel y su teoría de los mitos como idea –fuerza se vislumbra nítidamente.<br /><br />Con cierta emoción, preconiza que la batalla final no será entre el fascismo y la débil democracia, sino entre dos movimientos alentados por la mística: el fascismo y el comunismo. En su concepto, la democracia liberal y burguesa es débil, tímida, pálida, sin élan vital para la labor creadora y heroica. Es apática y carece del misticismo, revolucionario o reaccionario, de esos otros dos sistemas. Cuando traza la semblanza de Lloyd George, Mariátegui describe, en puridad, su cuestionamiento de la democracia.<br /><br />El hábil político inglés, en la pluma del Amauta, se torna en un típico representante del 'compromiso', de la transacción, de la reforma'.<br /><br />Mariátegui pronostica en su primer libro la consolidación de la revolución socialista en Rusia y, en sentimientos mejor explicitados en otras obras, preconiza su conversión como nueva nación dominadora del mundo. Siguiendo los anuncios de Marx, Mariátegui, meticuloso analista del fenómeno fascista, se permitía vaticinar que Alemania será el segundo país soviético. Y que democracia, acorralada, no pertenecería a las sensaciones del presente ni del futuro.<br /><br />Seguro ha de hablarse hoy de una 'nueva escena contemporánea', a raíz de la caída del socialismo, en 1989. Pero la 'nueva escena contemporánea' que rompe el esquema y los pronósticos bélicos de Mariátegui, se deben ubicar en 1945, cuando la victoria de los aliados sobre el fascismo en la segunda guerra mundial demostró el vigor de los países democráticos. El mundo real y de los hechos, a los cuales dedicó su pluma en 'La Escena Contemporánea', ya se habían encaminado desde 1933 por rumbos inimaginados: la ascensión al poder de Hitler, poseído de esa mística, resultó una verdadera pesadilla.<br /><br />Sobre el mundo socialista que Mariátegui presentía como arquetipo de la sociedad futura, pocos quizá pudieron prever que comenzaría a derrumbarse con estrépito, una mañana de 1989, cuando el Muro de Berlín caía a pedazos. Y la lucha final, que fue la lucha entre el socialismo y la democracia, fue ganada por la democracia.</span> </div>LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - LIMA BASQUE CENTERhttp://www.blogger.com/profile/05705539632963855378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-690506083552414854.post-63022364875965194672009-06-02T18:25:00.000-07:002011-05-07T12:27:19.876-07:00El marxismo de Mariátegui - Oiga 13/06/1994<div align="justify"><span style="font-size:130%;">El presente artículo persigue situar el pensamiento mariateguiano en su horizonte temporal con el objeto que, desde el presente, sea interrogado sobre su validez para los desafíos de una época diferente. Resulta de sumo interés indagar su concepción del marxismo y los elementos teóricos que le permitieron aproximarse y 'descubrir' la realidad. Pese a las múltiples lecturas posibles y a los abundantes libros y estudios publicados, creernos que todavía queda en pie la vieja pregunta: ¿a qué marxismo se adhirió Mariátegui?<br /><br />En 1980, a propósito del 50 aniversario de su muerte, se encendió una viva polémica en torno a esta interrogante. Los trabajos de José Aricó y Alberto Flores Galindo pusieron en evidencia algo que los años, la rutina y las conductas políticas habían soslayado. Que Mariátegui, ya entonces el escritor más leído del medio, deificado por una izquierda que irrumpía con fuerza en el escenario político, había sido un heterodoxo dentro del marxismo.<br /><br />Gracias a Aricó y a Flores se quebró la idealizada imagen de un Mariátegui que desde sus inicios se adscribe a la ortodoxia 'marxista-leninista', cuajada en la URSS en los años 30, tras la derrota de la oposición y el triunfo de Stalin, y convertida posteriormente en la línea oficial del llamado movimiento comunista internacional. En el Perú, aproximadamente desde 1942, Jorge del Prado, discípulo de Mariátegui, quien por esos años había ganado la hegemonía dentro del PC, llegó a convertirlo sin más en un 'marxista-leninista-stalinista'.<br /><br />La paulatina revalorización de Mariátegui se produjo a medida en que el comunismo soviético relajaba sus otrora rígidos controles ideológicos. Y así, con el tiempo, Mariátegui ingresó al santoral del socialismo peruano y latinoamericano. Precisamente, esa imagen totémica, oficialista, tersa y sin contradicciones, fue derrumbada, entre otros, por Aricó y Flores. Pero esa labor desmitificadora es insuficiente y ha quedado a medio, camino. El marxismo de Mariátegui que ellos levantaron, contrapuesto al supuesto Mariátegui 'marxista-leninista' de la ortodoxia, ¿qué validez tiene para entender y afrontar los retos de la realidad nacional, cuando la caída del muro de Berlín ha transformado radicalmente el mapa político del mundo? ¿Cómo contribuye el 'mariateguismo' a la tarea de renovar el pensamiento socialista (si todavía es posible) en esta fase poscomunista, que ha hecho saltar las certezas más elementales?<br /><br />La crisis no se inicia, en realidad, en 1989. Después del mayo francés del 68, se hizo evidente la esclerosis interna del sistema comunista. El dinamismo de los países del 'socialismo real' se había trastocado en estancamiento, a la par que el universo ideológico marchito por la inquisición staliniana, está totalmente fosilizado. Sólo se producían 'manuales', que traducían un saber sin brío y vulgar.<br />Los 70 marcan un reimpulso del pensamiento marxista. Se cree que la crisis capitalista se va a expresar por la periferia, revalorándose las revoluciones tercermundistas. En este cuadro, hay un renacimiento intelectual del marxismo. Aparecen nuevos teóricos (Althusser, Anderson, Lowy, Della Volpe).<br /><br />Pero quizá la nota más valiosa de este esfuerzo sea el redescubrimiento de lo que Michael Lowy llamó 'marxistas olvidados'. Figuras señeras como Rosa Luxemburgo, Karl Korsch, Antonio Gramsci, el joven Lukacs, produjeron sus mejores obras estimuladas por esos intensos años que abarcan la crisis 'fine sicle', la guerra mundial y la revolución de octubre, pero que se ajustaron al patrón escolástico que se venía gestando. La riqueza y potencia de sus ideas contrastaba con la aridez del marxismo posterior. Su recuperación oxigenó el horizonte conceptual.<br /><br />Mariátegui pertenece a esta estirpe. De ahí el interés por revalorar su pensamiento más allá de nuestras fronteras. Y el hecho de proceder de un país periférico, como el Perú, no lesiona para nada su originalidad. Por el contrario, el interés por el marxismo de la periferia ayudó a divulgar la obra y el pensamiento de Mariátegui en los medios europeos.<br /><br />Ahora bien, la desmitificación operada por Aricó y Flores apuntó a la creación de un nuevo paradigma: el 'mariateguismo', una forma original, creadora y abierta de asumir el marxismo. Y, con diferencias y muchos matices, toda una generación de escritores y políticos ha sintonizado con este espíritu, con este enfoque, con esta aproximación. Se habla así, hasta hoy, de Mariátegui como portador de un marxismo 'crítico', 'no dogmático', 'abierto', 'voluntarista y no determinista'. Pero, más allá de las frases y las buenas intenciones, el problema es si ese 'Mariateguismo' puede ser la criba, el instrumento para la renovación política e ideológica que el momento requiere.<br /><br />Es ahí cuando expresamos nuestras reservas. El marxismo 'crítico' de Mariátegui, como el de 'los olvidados', fue tal frente al marxismo positivista, naturalista y evolucionista que ganó al socialismo de la II Internacional en los últimos lustros del siglo XIX. Por eso abrevó de fuentes tan ajenas a la tradición marxista como el idealismo de Croce, Gentile y Gobetti. Por eso reivindicó a Sorel y lo colocó a nivel de Lenin. Y por eso afirmó: "Superando las bases racionalistas y positivistas del socialismo de su época, encuentra en Bergson y en los pragmatistas ideas que vigorizan el pensamiento socialista, restituyéndolo a la misión revolucionaria" (Defensa del marxismo, p. 17),<br /><br />Precisamente, este marxismo que se nutre del irracionalismo, de la filosofía vitalista de Bergson y del pragmatismo de William James, no parece una herramienta apta para superar los retos de la política contemporánea. La exaltación revolucionaria, el voluntarismo político, e incluso el irracionalismo, predominantes en la política de comienzos de siglo, dieron como resultado el bolchevismo, por un lado, y el fascismo, por el otro. Mariátegui lo explica nítidamente. Además, la crisis actual exige algo mucho más significativo que una simple alternativa a la fosilización del 'marxismo-leninismo'. Avivar el fuego del marxismo aprisionado en la escolástica soviética con el paradigma del 'mariateguismo', pudo tener significado en 1980, pero carece totalmente de sentido en estos tiempos.<br /><br />El llamado marxismo 'crítico', que seduce por sus rasgos heroicos, la estatura intelectual de sus mentores y la honestidad de sus planteamientos, contiene yerros vitales que a la postre comprometen sus virtudes. Es evidente su falta de realismo y su poco sentido práctico. Su culto por la acción, por la praxis, paradójicamente se disolvía en la filosofía, en las generalidades, sin traducirse en programas y aparatos organizativos para la actividad política. Por eso Korsch, Gramsci, Luxemburgo, Lukacs y otros representantes de esta corriente, al igual que Mariátegui, no tuvieron éxito en el terreno práctico. Su aparato conceptual pecaba de unilateralidad. Al lado de la exaltación, de lo heroico, del asalto al poder, del momento revolucionario, se omitió y despreció el otro aspecto, el de los avances parciales, las negociaciones, las transacciones y los acuerdos. La crítica frontal al socialismo parlamentario, en la que también participó Mariátegui, lo corrobora. De ahí la importancia del 'factor religioso' y la definición mariateguiana del marxismo como fe, como religión, en vez de ciencia.<br /><br />Antes que fosilizar nuevamente el pensamiento de Mariátegui, esta vez bajo la capa heterodoxa del 'mariateguismo', ¿no sería conveniente explorar y recuperar críticamente las fórmulas políticas de aquellos que contribuyen a solidificar la convivencia democrática, a quienes Mariátegui criticó severamente en 'Defensa del marxismo': Kautsky, Jaurés, Vandervelde, Henri de Man, etc.? El 'mariateguismo', entendido como marxismo 'crítico', puede encontrarse en comprensibles aprietos. Pero es la única forma de renovar eficazmente nuestra concepción política y de adecuarla a los retos del presente. La, pregunta queda planteada.<br /></span><br /><br /><br /><br /><br /></div>LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - LIMA BASQUE CENTERhttp://www.blogger.com/profile/05705539632963855378noreply@blogger.com0